Aquella noche llegaste descalza a mis brazos
y pude sentir tu calor en medio de la fría noche;
clavaste tu mirada en mí y
colmaste con un suave murmullo mis deseos.
Las palabras sobraban aquella noche,
nuestros cuerpos creaban un nuevo idioma;
nosotros, creábamos las reglas.
Tus miradas fueron palabras,
tus caricias versos,
tus labios…
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